El mito de Pigmalión y Galatea

El mito de Pigmalion y Galatea, origen del efecto Pigmalión o efecto Galatea, estudiado en psicología en la actualidad conocido también como efecto de la profecía autocumplida.

Origen del mito de Pigmalión y Galatea

Pigmalión era un rey de Chipre, era más famoso por su habilidad como escultor que cómo regente o como guerrero, pues vivía únicamente para su arte.

El rey era soltero y aunque anhelaba casarse, tenia un pretenciosa condición, se casaría con la mujer perfecta, así pasaron los años y el rey pasaba sus días dando vida a sus esculturas.

Trabajaba y trabajaba en una figura de mármol, tanto tiempo que la figura se convirtió en la señora de su tiempo y por supuesto en la señora de su corazón.

La estatua de Galatea

La estatua que esculpió, era de una calidad tan excepcional la viva imagen de la diosa Afrodita, Pigmalión se enamoró completamente de la figura.

Pasaba el día al lado de la estatua, le hablaba y le cantaba, puso el mando de su reino a cargo de un senescal, para poder todo el tiempo posible en compañía de su amada y sin ninguna distracción.

Le compró joyas y caros vestidos, le puso una corona de flores en la cabeza. Pigmalión solo tenia ojos para su estatua Galatea hasta el punto que llego a obsesionarse, habría dado todo lo que tenía por darle vida.

La estatua de Galatea

Las afrodisias y la petición a Afrodita

Llegaron las afrodisias, las fiestas en honor a Afrodita, que era la gran diosa de la isla de Chipre, Pigmalión se dirigió a su templo llevando ricas ofrendas y en el altar de Afrodita entonó la siguiendo oración:

– Diosa del amor, apiádate de mi, que tanto tiempo llevo sufriendo por amor, concédeme por mujer el trabajo de mis manos- dijo Pigmalión.

El fuego que había en el altar se alzó tres veces, Pigmalión lo consideró como un buen augurio y que la diosa aceptaba su súplica. Sin perder mas tiempo hizo una reverencia a la diosa y se marchó hacía palacio.

Al llegar, gritó el nombre de Galatea, pero la estatua seguía siendo de mármol, fue en ese instante cuando una lágrima de su rostro tocó la estatua y el pecho de la estatua palpitó.

El rey Pigmalión casi llorando cogió la mano de su amada y notó que estaba caliente, le sonrió y Galatea le devolvió la sonrisa y le dijo:

– La diosa Afrodita ha obrado el milagro.-

Así, concluye el mito de Pigmalión el rey escultor y su amada estatua Galatea.

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