El mito de Narciso

En la mitología los mitos son las historias y leyendas  que en ocasiones nos cuentan el origen de las palabras, en concreto conoceremos el mito de Narciso da origen de la palabra griega Narciso, narcisista y a la flor Narciso.

Liríope era una náyade, una ninfa de agua y dio a luz a un bebe muy hermoso, le puso de nombre Narciso y desde el día que nació su belleza no paró de crecer.

La historia de Narciso

Su padre era Cefiso uno de los dioses fluviales, la madre visitó a un sabio llamado Tiresias, para saber si el niño crecería sano y fuerte.

Cuenta la leyenda griega que el sabio era ciego por castigo de los dioses pero tenía el don de la profecía también por voluntad divina, enseguida se percató de su belleza, profetizó que Narciso crecería sano, siempre y cuando no se contemplase a sí mismo.

Como buen oráculo que se preste la madre no comprendió el significado de aquellas palabras.

Narciso creció protegido por su madre, alejado de cualquier reflejo, aconsejado por su madre, se convirtió en pastor y cuando llegó a adulto, la hermosura de Narciso era muy famosa, tenía cautivada a mujeres y hombres por igual.

Curiosidades del mito de Narciso y Eco

Los jóvenes menos agraciados le envidiaban y las mujeres le deseaban

Pero Narciso rechazó a todos sus pretendientes, parecía insensible al amor que él mismo causaba, poco a poco empezó a evitar las compañía de los demás y cada vez más el joven disfrutaba de lugares solitarios.

Un día el joven Narciso encontró un bosque solitario, disfrutando del refugio que le proporcionaba soledad, el silencio y la serenidad, pronto se convirtió en su escondite particular.

Era un lugar pacífico en el que vivía la ninfa Eco. La ninfa había sido castigada por la diosa Hera y era incapaz de hablar, sólo podría pronunciar la última palabra de la persona que le hablase.

La ninfa Eco

Eco había sido un ninfa fue bendecida con una voz muy hermosa, sus palabras eran melodía, y no tardó mucho tiempo en que Zeus se fijo en ella y la cortejó, cuando la diosa descubrió el engaño, como era su costumbre, la castigó.

Como condena le privó del don de su voz, la ninfa se apartó del trato humano y se resguardo en ese mismo bosque y el día que vio a Narciso, se enamoró de él.

Conocedora de su castigo, sabía que sería incapaz de acercarse a Narciso para hablar con él, lo espiaba a escondidas y acomplejada entre los matorrales.

El bosque donde vivía Eco era muy hermoso y Narciso volvía siempre que podía, Eco esperaba emocionada para poder contemplar su belleza, esperando encontrar la valentía de acercarse a él.

Laguna de Narciso y Eco

Narciso y Eco se conocen

Un día Narciso se detuvo en una laguna para beber y oyó el crujido de una rama.

—¿Quien anda ahí?—, preguntó Narciso.

—!Ahí, ahí!—le respondió.

—¿Quién eres?— volvió a preguntar Narciso.

—! Eres, eres!— le contestó un murmullo invisible.

—¡Vete!— amenazó el joven.

—¡Vete, vete!—  y así apareció Eco de entre los matorrales, sentenciada a no poder pronunciar palabra alguna, pensó que la única forma de que entendiese que estaba enamorada sería abrazándolo y alargó sus brazos hacía el desconcertado muchacho.

La laguna del reflejo maldito

En ese momento Narciso sorprendido vio una imagen en la laguna que le dejó sin habla, era el  rostro más bello que jamás había visto, por primera vez en su vida, Narciso se enamoró.

—¡Vete,!— le dijo a la ninfa —Aléjate, nada habrá entre tú y el bello Narciso—

—¡Narciso!—  repitió ella y huyó al interior del bosque rota de dolor, deseando que el vanidoso muchacho aprendiese el valor del amor no correspondido, por lo que rezó a los dioses. Su oración tuvo respuesta en la diosa Némesis diosa de la venganza, el equilibrio.

Cuando Eco se fue, Narciso se quedó solo,  se giró a la laguna, para observar nuevamente el rostro tan bello, era un rostro cautivador, cada vez que sonreía el rostro le correspondía. Pensaba que sería un príncipe, que tendría su edad, sus rasgos eran suaves y delicados.

—¿Quién eres tú que eres tan hermoso?— preguntó Narciso, los labios de la imagen se movían, pero era incapaz de escuchar nada, Narciso incapaz de contenerse quiso tocar el bello rostro de la imagen.

La metamorfosis de Narciso y Eco

Pero tan pronto como tocó a clara superficie del agua, la imagen se desvanecía y no volvía hasta pasado un tiempo.

Cada vez que se inclinada a tocar el rostro la imagen desaparecía, Narciso sintió el dolor del amor no correspondido por primera vez, lloraba y lloraba y crecía una pena en su interior cada vez mayor.

La obsesión del muchacho por el bello rostro que proyectaba la laguna se volvió enfermiza, Hora tras hora y día tras día Narciso permanencia en el borde la laguna, sin fuerza alguna, sin comer, sin beber, roto por dentro, hasta que un día cansado de la vida de tumbo entre las lilas del agua y Narciso se transformó en una flor.

Eco que observaba a escondidas a Narciso, no obtuvo recompensa en su venganza y buscó refugió en un cueva y el dolor la consumió, hasta que solo quedó de ella su voz, el eco.

Y hasta aquí una de las curiosidades de la mitología griega, el mito que da origen de la palabra Eco y del nombre de Narciso, protagonizada por el joven Narciso y Eco.

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