El mito de Medusa

El mito de Perseo y Medusa nos cuenta como Medusa, una de las tres gorgonas y uno de los monstruos más nombrados en la mitología griega, Medusa era un doncella muy hermosa, pero fue castigada por la diosa Atenea.

Transformó su cuerpo en un monstruo mitad serpiente y mitad mujer, su cabello estaba repleto por multitud de serpientes.

No era su cuerpo monstruoso lo que más temían los hombres, el peligro más grande que poseía Medusa era que convertía en piedra a todo aquel que la mirase a los ojos.

Perseo

Perseo era hijo del señor del Olimpo Zeus y Danae, vivía junto a su madre con su padre adoptivo, un pescador llamado Dictis, que lo crió como si fuese su hijo y le enseño a pescar.

El joven Perseo creció alto y fuerte, aunque no le gustaban los combates, no había nadie que pudiese derrotar a Perseo en un combate cuerpo a cuerpo.

A medida que pasó el tiempo la fuerza y el coraje de Perseo se hicieron famosos en Sefiro, la isla dónde vivían, todos los habitantes pensaban que debía de ser el hijo de algún dios.

Su madre Danae, seguía siendo muy hermosa y el señor de la isla de Sefiro Polidectes, pretendía que Danae fuera su esposa, pero ella sólo tenía ojos para su hijo y Perseo le ofreció la cabeza de Medusa a cambio de que dejase tranquila a su madre.

El malvado Polidectes aceptó, ya que pensaba que ningún hombre sería capaz de matar a Medusa.

El camino hacía Medusa

En buen problema se encontraba Perseo, nadie sabía dónde estaba Medusa, pero con el coraje de un héroe, el joven abandono la isla, pero no estaba solo, Atenea que odiaba a Medusa a pesar de que ya la había castigado, apareció delante del joven junto al dios Hermes y le dijo:

Perseo, para combatir a tu enemigo tendrás que ser el hombre más valiente, solo el coraje y la astucia podrán ayudarte en esta tarea, pero no temas, pues te ayudaré con estos regalos— dijo Atenea.

Perseo estaba sorprendido, era la primera vez que tenía delante a una diosa, aceptó los regalos, Atenea le dio un escudo brillante, que debía usar como espejo para luchar contra Medusa sin mirar su rostro. Hermes por su parte le regalo un hoz de diamante, capaz de cortar cualquier armadura, pues la piel de Medusa estaba revestida de fuertes escamas.

Hermes le hizo un último obsequio, unas sandalias aladas, con ellas no habría mar ni montaña que le impidiese avanzar. Los dioses se despidieron del héroe y le advirtieron:

— El monstruo está oculto y nadie sabe dónde esta, tendrás ir al norte hasta la laguna Estigia, allí viven las ninfas y ellas tienen en su poder algo que te ayudará a vencer a Medusa— . 

Y Atenea añadió: — Perseo, Medusa está acompañada de sus hermanas las Gorgonas, ten mucho cuidado, pues solo se puede matar a Medusa, sus hermanas son inmortales—.

Medusa y Perseo para niños

Las ninfas de Estigia

Con un equipo digno de un dios, Perseo partió en busca de las ninfas de Estigia, estaba orgulloso, ya que por primera vez se daba cuenta de los que era ser hijo de un dios.

Cuando llego a Estigia, encontró la laguna, era un ambiente desolador, pues era la entrada al inframundo, el lugar hacía donde van todos aquellos que mueren.

Las ninfas ayudaron a Perseo y le proporcionaron una bolsa de piel de cabra para esconder la cabeza de Medusa, pues aunque le cortaran la cabeza a Medusa, seguiría petrificando a todos aquellos a los que la mirasen a los ojos.

También le proporcionaron el yelmo de Hades, un yelmo que volvería invisible a todo aquel que lo llevase puesto, pero las ninfas, no sabían donde se encontraba Medusa y le dijeron a Perseo que sólo las Grayas, sabían el paradero de Medusa.

Perseo y las Grayas

Las Grayas eran medio hermanas de las Gorgonas, eran tres mujeres muy viejas, estaban arrugadas y consumidas, tenían un solo ojo y un solo diente, que se iban pasando por turno cada vez que necesitaban usarlos.

Las Grayas vivían en la cima de las montañas de hielo, a la orilla del mar Hiperbóreo, donde ningún mortal podía vivir.

Perseo se puso el casco de invisibilidad de Hades, y por consejo de Atenea se acerco a las Grayas y espero que a que llegará el turno del cambio del ojo y el diente entre ellas, y en un ágil movimiento ¡Zas! atrapó el ojo y el diente cuando se lo pasaban de una a otra.

— Decidme el camino hacia las Gorgonas— dijo Perseo, las Grayas gritaron y murmuraron entre ellas y lanzaron muchas maldiciones a Perseo.

Perseo se mantuvo firme, ya que no podían verle y añadió:— Si no me decís donde se encuentran las Gorgonas no os devolveré el ojo y el diente—. Las Grayas entendieron que el hijo de Zeus no era alguien con quién jugar y le dijeron que Medusa vivía en una isla en el sur.

El héroe partió inmediatamente y dejo el ojo y el diente en el suelo, para que las Grayas lo encontraran.

El mito de Perseo y Medusa

Medusa y Perseo

Cuando por fin llegó Perseo al escondrijo del monstruo, supo el peligro que le aguardaba, en la entrada al escondite había multitud de figuras de piedra, soldados que habían osado enfrentarse a Medusa, y todos ellos quedaron petrificados.

Perseo se colocó nuevamente el casco de Hades, saco la hoz de Hermes y el casco de Atenea, debía caminar de espaldas, guiándose por lo que veía en el escudo, porque aunque era invisible, la maldición de Medusa le podía afectar también.

Avanzaba sigiloso, hacía el interior de la cueva, rodeado de estatuas de soldados, nadie había conseguido ni tan siquiera herir a Medusa, al fin, después de adentrarse mucho encontró a las tres hermanas, estaban dormidas, Perseo se acercó sigiloso mirando por el reflejo del escudo de Atenea.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca Perseo cortó de un solo golpe la cabeza de Medusa y se apresuró a guardarla, en la bolsa de piel de cabra de las ninfas, las víboras que tenia Medusa por pelo aún se movían y cuando metió la cabeza del monstruo en la bolsa, sintió un gran alivio.

Por un momento Perseo estuvo tentado de hacer los mismo con las dos hermanas de Medusa, pero recordó las palabras de Atenea y supo que no las podría matar.

Fue entonces cuando las hermanas de Medusa, Esteno y Euríale se despertaron, alarmadas al ver que su hermana estaba sin cabeza, pero Perseo ya estaba fuera de la guarida y poco podían hacer.

De la sangre que brotaba de la cabeza de Medusa, salieron dos de los hijos de Medusa, que estaban predestinados a nacer cuando muriese su madre, eran el caballo mágico Pegaso y Criasor.

Después muchas más aventuras Perseo regresó a la isla de Sefiro, donde el malvado Polidectes atormentaba a su madre y a su padre adoptivo y delante de toda la corte saco la cabeza de Medusa y petrificó al malvado Polidectes y coronó a padre adoptivo Dictis como rey de Sefiro

Y así termino el mito de Perseo y Medusa y  de uno de los héroes más importantes de la mitología griega, Perseo.

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