Otro bello mito de amor que nos deja la maravillosa literatura en mitología griega, en este caso, el mito de Acis, Galatea y Polifemo, narrado por Ovidio en la metamorfosis.
No debemos confundir a la protagonista con la que aparece en el mito de Pigmalión y Galatea, en este mito Galatea es una estatua, que cobra vida por obra de Afrodita, para casarse con el rey de Chipre.
La Galatea que nos ocupa era una ninfa Nereida, su padre era Nereo, el dios de las olas del mar y su madre la oceánide Doris, ambos vinculados al mar.
Como ninfa, Galatea poseía una belleza excepcional, con una tez blanca como el marfil, heredó todos los encantos de su madre, una hermosa figura, delicadeza en el trato y una voz angelical.
La agraciada ninfa era el estandarte de los cánones de la belleza femenina y tenía como pretendiente a Polifemo, el más famoso de los cíclopes, hijo de Poseidón y la ninfa Toosa.
El contraste entre ambos era enorme, ella, menuda, blanca, frágil y muy bella. El cíclope era enorme, barbudo, con un solo ojo y dientes como sables.
Acis, el amor de Galatea
Lo que no sabia Polifemo, es que el corazón de la bella nereida pertenecía a Acis, un joven pastor siciliano, que llevaba a beber a sus animales a un río donde vivía la hermosa Galatea.
El amor entre ambos surgió, en sus encuentros el tiempo se detenía y los enamorados se deleitaban con la compañía del otro, entre besos y abrazos día tras día.
Polifemo, por su parte también estaba enamorado de ella y le llevaba regalos y agasajos, pero no entendía porqué la ninfa Galatea no le correspondía, pues era hijo de Poseidón señor de los mares.
Por lo que decidió espiar a la ninfa durante un día, para intentar averiguar que era lo que causaba el rechazo de Galatea.
El encuentro de Acis, Galatea y Polifemo
Así como cada día, el joven Acis llevo a sus reses a beber al río, allí, se encontraba con su amada, Acis y Galatea se entregaban al cariño y la ternura, pues su amor era puro y correspondido.
Polifemo observó la escena, rugió de desesperación y de rabia, los amantes se sobresaltaron y huyeron, Galatea sabedora del amor hacia ella del cíclope, intentó en vano detenerle para proteger a Acis.
Pero el bruto Polifemo, no atendía a la razón, al ver que el pastor huía, llevado por la ira, levantó una monumental roca que lanzó sobre el despavorido mortal, la roca, aplastó al joven que murió en el acto.
Galatea gritó, rota de dolor y desesperada rogó a Zeus su intervención, el señor del Olimpo, apenado por la trágica muerte, convirtió a la bella ninfa Galatea en una fuente.
Y a su amado Acis, en un río, que pasaba junto a la fuente, así como muestra del amor y perseverancia de los dos jóvenes les otorgó seguir juntos para la eternidad.